Si estamos todo el rato nada más pendiente de lo que nos apetece y disputar con los demás para satisfacernos a nuestras propias demandas individuales, estamos absorbiendo energía del viaje "exterior".
En cambio si renunciamos voluntariamente a cumplir con nuestros deseos, estamos dispuestos a dar a los otros aún quitándonos a nosotros mismos.
Hacer que nuestra energía sea del viaje "interior" es una aventura solo apta para valientes, locos, una especie de deporte de alto riesgo espiritual.
Si estamos todo el rato nada más pendiente de lo que nos apetece y disputar con los demás para satisfacernos a nuestras propias demandas individuales, estamos absorbiendo energía del viaje "exterior".
En cambio si renunciamos voluntariamente a cumplir con nuestros deseos, estamos dispuestos a dar a los otros aún quitándonos a nosotros mismos.
Hacer que nuestra energía sea del viaje "interior" es una aventura solo apta para valientes, locos, una especie de deporte de alto riesgo espiritual.