Al atravesar el ecuador de la vida es frecuente entrar en crisis. Ser conscientes de que estamos más cerca de nuestra muerte que de nuestro nacimiento, supone despertar, redefinir propósitos y puede que reajustar más de un aspecto de nuestra existencia si queremos seguir viviendo en la autenticidad, es decir, VIVIR con mayúsculas.Pero si negamos la edad, el paso del tiempo, los cambios, la muerte, crearemos una vida superficial y sin sentido… y todo para llegar al mismo sitio, pero dormidos.
Huir de la muerte es algo malsano y anormal que le roba a la segunda mitad de la vida su propósito.
Desde la mitad de la vida hacia adelante, solo permanece vital aquel que está preparado para morir con vida.
Carl Gustav Jung