Hoy quería contarte algo sobre un viaje. En una ciudad, de difícil acceso por lo escabrosos de los caminos que llevan a ella, existe camuflada entre sus edificios empapelados de propaganda, una estación de ferrocarril muy especial.
🐧¿Qué la hace tan especial?
El único tren que sale de su único andén tiene también un único destino.
Los pasajeros que consiguen llegar a la ciudad, encontrar la estación y subir a uno de sus vagones, van a llegar a un mismo lugar, aunque con distintas motivaciones.
🐧Como suele pasar en cualquier viaje…
Sí, unos van buscando sentir bienestar y felicidad, otros paz, otros sabiduría. Pero también hay viajeros que huyen del pasado, y están los que se ofuscan en convertirse en otras personas o en vivir en un mundo diferente al nuestro.
🐧¿Y cuanto cuesta el billete?
No necesitamos dinero ni tarjetas de crédito. El pago se realiza en realidad por medio de un contrato interno. Eso sí, ese documento contiene cláusulas de las que he de informarte, pues hablan de compromiso, autocompasión, curiosidad, sinceridad, perseverancia, valor. También firmas un anexo dónde te declaras dispuesto a depositar en estaciones dispuestas para ello, todo lo que te perjudica y todo lo no te pertenece de verdad, por mucho apego que le tengas.
🐧Hay que tener ganas… ¿merece la pena?
Como te digo, es un tren muy particular, porque si el viaje lo realizas de verdad, a medida que avanzas en el trayecto, estarás más cerca de ese único destino que es recordar quién eres de verdad. Creo que sale más caro vivir sin ser uno mismo.
El nombre de la estación es “Autoconocimiento” y podemos montarnos a ese tren sin movernos de donde estamos, porque esa ciudad es un espacio interior. Como dice Pema Chödrön “Comienza Donde Estás”.
🐧Vamos entonces… ¿o pude que ya estemos en marcha?