Una maldición: “Los hijos nunca deben superar a sus padres”
La sorprendente afirmación de que los hijos nunca deben superar a sus padres se la escuché, en mi niñez, a un vecino jubilado.
A pesar de esta “maldición” la empresa que este hombre creó en su juventud había multiplicado por cien su actividad bajo la dirección de su hijo. En la actualidad, transcurridos muchos años, la empresa ya la dirigen algunos de sus nietos y es mil veces superior a la creada por el abuelo.
Lo verdaderamente cierto es que nuestras creaciones siempre nos superan. Por tanto, a pesar de las maldiciones, los hijos están destinados a superar a sus progenitores. Ellos son nuestros maestros.
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Un acto psicomágico para quitarnos las etiquetas que nos han ido poniendo durante toda nuestra vida.
Alejandro Jodorowsky dice que aunque con buenas intenciones, nuestros padres y educadores nos adjudicaron definiciones negativas. Estas perduran durante muchos años impidiéndonos desarrollarnos con placer. En psicomagia llamaremos a estas definiciones “etiquetas” porque se nos pegan al ser. Para que la persona se libere de ellas aconseja:
Escribir en etiquetas adhesivas el mayor número de definiciones que le hayan dado. Por ejemplo: “No tienes oído para la música”, “Aprovechada”, “Egoísta”, “Débil”, “Tonta”, “No sabes usar las manos”, “Gordo”, “Flaco”, “Mentiroso”, “Vanidosa”, “Desagradecido”, “Ladrón”, etc. Se pegará las etiquetas por todo el cuerpo, muchas de ellas en la cara, y saldrá a pasear así el mayor número de horas. Cuando regrese a su casa, tiene que despegarse las etiquetas, formar con ellas una bola e ir a arrojarla al basurero de su ciudad, habiéndose antes acariciado el cuerpo con las manos empapadas en un agradable perfume.