Una buena historia tiene el poder de cambiar tu mundo.
Los cuentos tienen el poder de inspirar, de educar y apreciar el mundo de otra manera.
Una buena historia encarna la complejidad de la vida con todas sus contradicciones. En ellos los personajes que consideramos buenos se mezclan con los malos y al final pueden llegar a difuminarse los contornos en un juego de luces y sombras. Probablemente te muestren otros individuos repletos de talentos, pero que igualmente pueden comportarse como estafadores si la situación lo requiere.
No esperes que tras la lectura la historia quede totalmente “interpretada”. El relato puede dejarte con más dudas que certezas y con ello obligarte a completar lo que falta.
El cuento genial es como un laberinto del que tendrás que salir por tus propios medios y ese esfuerzo siempre añadirá algo a tu vida.