Un universo de personajes interiores.
¿Existe algún diccionario en el que buscar los diferentes personajes que pueblan nuestro universo íntimo?
Ese diccionario sería muy útil para reconocer a nuestros propios “yoes” ya que su lectura permitiría escuchar el conjunto de voces que tenemos en nuestro interior.
Con los “yoes” nos referimos a nuestras piezas internas que están desordenadas. Cuando somos capaces de ordenarlas, a modo de puzzle, damos forma a la imagen que llevamos en lo más profundo de nuestro Ser.
Si bien es cierto que algunos maestros iniciados pueden darnos valiosas pistas sobre el enigma de nuestro puzzle interno, también parece evidente que nadie va a construirlo por nosotros. Por tanto vamos a tener que ordenar las piezas sin dejarnos arrastrar por la fantasía, confirmando la validez y encaje de cada una de ellas. Y no menos importante es que sepamos aprovechar los breves momentos de inspiración que tengamos.
Para conocer a cada una de esas voces interiores hay que observar cómo se comportan, el escenario en el que se mueven y los motivos por los que actúan como lo hacen -con sus enfrentamientos y colaboraciones-.
Cada cual deberá esforzarse para descubrir “la verdad” por sí mismo. Sin olvidar que lo que funciona para unos no lo hará para otros ya que, como afirmaba Pessoa, todos somos “excepciones” a una regla que no existe.
Al parecer algunos lenguajes simbólicos, como la astrología, van a ser capaces de aportarnos comprensión y sabiduría sobre nuestras energías interiores. Lenguajes que forman parte de ese «universo invisible», defendido por unos e ignorado y despreciado por quienes consideran que no merece ninguna atención lo que no se puede medir en condiciones de laboratorio.
Descubrir nuestro laberinto interior, con sus dificultades, problemas y dones supone una auténtica toma de conciencia. Entre otras muchas cosas puede ser que nos sirva para dejar de sembrar en desiertos y pasar a hacerlo en tierra fértil.