Tomamos decisiones constantemente, algunas son irrelevantes y otras marcarán nuestra vida y nos retan para que tomemos el camino correcto. Queremos acertar.
Pero ¿qué es “lo correcto”? Ahí está la cuestión. Si estás indecis@ está hablando se que nuestros personajes interiores están en pleno debate. ¿Qué parte de mí quiere la opción A? ¿Qué otra parte se inclina por la opción B?
Para no ser impulsivos, ni tampoco caer en la “parálisis por análisis”, os voy a contar lo que personalmente me funciona:
En un momento de introspección, tomar un cuaderno, escribir con detalle las opciones entre las que queremos decidirnos y, a continuación, responder estas cuatro preguntas dejando que el cuerpo se implique en sentir las respuestas:
1.-¿Cuál de ellas es la más evolutiva? (Nos ayudará a evolucionar más como persona o en algún aspecto de nuestra vida)
2.-¿Cuál de ellas es la más sana? (Nos ayudará a cuidarnos más hoy y en el futuro).
3.-¿Cuál de ellas me acerca más a lo que soy? (Nos hace ser más auténticos, más sinceros, más coherentes).
4.-¿Cuál de ellas me da más fuerza hoy y en el futuro? (Nos hará sentirnos orgullosos el día de mañana).
Deja que tus respuestas te vayan hablando de lo que quizás se halla oculto detrás de cada opción; escucha tus verdaderos anhelos, miedos, bloqueos, implicados en la decisión.
Tomes el camino que tomes, momentos de introspección de este tipo, cuando menos, te guiarán por la vía del autoconocimiento y eso, siempre es un acierto.