¿Todo esto lo diseñó algo inteligente?
Esta es una pregunta metafísica, casi teológica y necesariamente especulativa.
Jeremy Narby: La pregunta del origen de la vida escapa por el momento a lo que es verificable. Hay 100.000 escenarios posibles y ninguno es comprobable.
El mundo resulta poco definible.
Vivimos en un mundo que es complejo y en el que hay mucho misterio, pero hay cosas que podemos tocar, ver, comprobar, y, para mí, el trabajo está ahí. Preguntas como esta están fuera de nuestra capacidad de saber y tocan la creencia.
¿Qué podemos hacer con las preguntas trascendentes?
Yo prefiero centrarme en asuntos que puedo conocer. Y acepto el misterio: no sabemos de dónde viene la vida. Ahora, si me pusieran una pistola en la cabeza, diría: el ADN es un texto complejo que, para hacer una sola célula, necesita una información organizada y todos los seres vivos tienen este código. Nunca se ha visto un código surgir de la nada.
¿Qué cree que prueba la existencia de ese código?
La presencia de este código es una prueba de la presencia de inteligencia. Hay personas que creen que el ADN surgió por azar. A mí no me interesan las creencias, pero entiendo que cada uno debe de tener un punto de vista. Yo lo que creo es que la vida no ha surgido de la nada por ninguna razón, pero tampoco creo en un Dios masculino, abstracto, que está en algún sitio en el cosmos.
Sin embargo los humanos no dejamos de hacernos preguntas
El universo es tan grande que cómo se puede imaginar que un cerebro de 4,5 kilos como el nuestro puede entender todo el cosmos. Tener certezas sobre el origen del cosmos me parece una locura. Es más exacto decir: soy una criatura terrestre, tengo un cerebro limitado, mente limitada y hay muchos misterios que acepto. Es mucho mejor reconocer que las grandes preguntas se nos escapan.
Extracto de una entrevista con el antropólogo Jeremy Narby que acaba de publicar 'El misterio último'