Hasta cierto punto se podría decir que sois cómplices cuando resonáis con bastantes de las siguientes afirmaciones:
Os presentáis con el “nosotros” más veces que con el “yo”. La confianza es la base de vuestra relación. En vuestro vocabulario no aparece la palabra competir, lo vuestro es colaborar y sumar. Os gusta mostraros tal cual sois sin necesidad de máscaras de ningún tipo. Por supuesto que ambos conocéis la parte más vulnerable del otro y sin embargo jamás utilizaríais ese conocimiento para heriros. La relación se establece desde vuestra parte adulta, pero también conocéis y queréis al niño interior del otro. Hay poca duda de que juntos sois capaces de trasgredir cualquier costumbre de tipo familiar, social o cultural. Y por último, a pesar de las diferencias, apuntáis en la dirección de vuestro proyecto común.
Por si queda alguna duda podríamos confirmar que es otra cosa y no una pareja de cómplices cuando:
Estáis convencidos de que el “amor” está sobrevalorado. Queda claro que la prioridad de ambos se define por: “yo primero”. Es vuestro negocio lo que verdaderamente sustenta la relación. Y además sois conscientes de que vuestros caminos se separaron hace tiempo pero no estáis dispuestos a perder las ventajas económicas que supondría la separación.