Cuando frente una dificultad le preguntaba a mi maestro:
-¿Pero cómo lo hago? si es muy difícil.
Él siempre respondía con otra pregunta:
“¿Quien te ha dicho que la vida era fácil?” Y añadía a continuación: “Si alguien te lo ha dicho te ha mentido”
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La siguiente historia medieval muestra como las dificultades son absolutamente necesarias para el éxito.
Se trataba de un hombre que deseaba abrir un negocio y buscó el consejo del sabio de su ciudad.
Tras la entrevista el sabio le dijo que durante dos años se paseara por las calles repitiendo continuamente la frase: “no hay esperanza”. Transcurrido ese tiempo ya podría abrir el negocio.
Lo que parecía un acto teatral descabellado acabó funcionando perfectamente y el negocio prosperó.
Más adelante el sabio le explicó el secreto de dicho acto:
Después de dos años repitiendo aquella frase deprimente, los habitantes de la ciudad te conocían como “el loco”. A partir de ese punto has tenido que superar tantas dificultades que estas te han inmunizado frente a la adversidad.
De no haber pasado por aquellas penalidades jamás habrías desarrollado las herramientas necesarias para obtener el éxito. Las dificultades te curtieron.