Ser un “jugador consciente” significa situarse en el campo de juego (la vida misma) y participar lo más activamente posible, en vez de adoptar un papel de mero espectador. Hay que tratar de intervenir y moverse en las zonas donde suceden las cosas.
Todos servimos y somos muy útiles en determinadas posiciones. Nuestro papel como jugadores conscientes también consiste en descubrir aquello que nos gusta y diferencia del resto.
Este terreno de juego que es el planeta en el que vivimos nos da la oportunidad de “ser” y por tanto de aprender. ¿Vamos a conformarnos únicamente con “estar”?
Intentemos dejar de lado los miedos y asumamos que tanto las luces como las sombras (en forma de problemas de todo tipo) forman parte de la vida. Son nuestra escuela.
¿Preparados para saltar al terreno de juego?