Si dudamos de la profesionalidad de quién tenemos delante...
En cualquier actividad apliquemos la máxima de conocerlos a través de sus obras.
Algunas preguntas que podemos hacernos:
¿Conocemos algo de su trayectoria profesional, currículo, publicaciones? ¿Alguien nos ha hablado bien? ¿Qué sabemos sobre su formación, sus años de experiencia? ¿Hemos leído alguno de sus libros o artículos si los tiene? ¿Hemos visto algo suyo en las redes? etc.
Aunque no es garantía de nada hay que reconocer que la mejor publicidad suele llegar -en bastantes ocasiones- del “boca a boca”.
Apliquemos siempre el máximo sentido común. Pongamos a prueba aquellas cosas que nos dicen y si no resisten el filtro de la realidad dejémoslas en cuarentena.
Evitemos las expectativas desmesuradas al respecto de lo que podemos descubrir en una sesión de cualquier terapeuta (sobre todo si este no exige trabajo por nuestra parte)
¡Prestemos atención a las respuestas rápidas! Lo que rápido llega, rápido se va.
Es cierto que los buenos profesionales pueden señalarnos puertas e indicarnos caminos que tal vez no habíamos visto. Pero tengamos en cuenta de que resulta difícil que alguien nos conozca mejor que nosotros mismos (siempre que nos hayamos tomado la molestia de trabajarnos interiormente)
Si de entrada intentan asustarnos -meternos miedos- es una señal de que algo quieren de nosotros. Tal vez sea el mejor momento de levantarnos y marcharnos amablemente.
En cualquier actividad de ayuda (médicos, psicólogos, etc.) un punto importante es no hacer daño. El especialista nos ayudará y acompañará hasta el punto en que se lo permitamos. Y aunque puede suceder, no tiene sentido que salgamos de una consulta mucho peor de lo que hemos entrado.
Si ya hemos cometido el error y hemos caído en las fauces de un “vendedor de humo” identifiquemos aquello que nos llevó hasta ese personaje para evitar repetirlo en el futuro.
En las actividades que no tienen ninguna regulación podemos pensar que todos están cortados por el mismo patrón. Sin embargo, como dicen los sufis, la moneda falsa señala que también hay moneda auténtica.
Nadie lo sabe todo y por tanto tampoco puede tener respuesta para todo. Dicho esto reconozcamos que el Mundo es lo que es y que no hay instrucciones suficientes para evitar que en alguna ocasión nos engañen. Aprendamos de ello y sigamos adelante.