¿Quién dijo fracaso?
Probablemente uno de los grandes males de nuestra época sea el miedo a fracasar
Admiramos a los “personajes brillantes” porque, dentro de su especialidad parecen magos, son capaces de resolver cualquier problema. Lo que en general no conocemos son los errores y las dificultades que tuvieron que sortear antes de alcanzar esa posición.
El miedo no frenó a Winston Churchill que alcanzó el cargo de Primer Ministro Británico a pesar de no haber sido un gran estudiante ni haber destacado en ninguno de sus cargos públicos anteriores. A los 62 años, en una situación realmente complicada, tuvo las agallas de ponerse al frente de su país. Tampoco la opinión de maestros, que lo consideraron algo retrasado, fue un obstáculo para que años después Einstein sacara a la luz su teoría de la Relatividad.
A veces la vida tiene giros inesperados con los que conviene fluir. A Steven Spielberg lo rechazaron tres veces en su acceso a la universidad. Que se cerrara esa puerta permitió la apertura de otra y de ese modo pudo convertirse en director de cine. Stephen King tuvo miedo al fracaso y tiro a la basura su primera obra. Fue su mujer la que la recuperó y consiguió que su carrera como escritor de éxito despegara.
Sabemos que Edison es el descubridor de la bombilla, pero probablemente desconozcamos que tuvo que hacer más de mil intentos antes de hacerla funcionar. Para él cada fracaso era en realidad un descubrimiento, aliados que lo condujeron al descubrimiento final.
No todos tenemos la creatividad de Walt Disney ni la mirada artística de Vincent Van Gogh, aunque tampoco nos hace ninguna falta. No se trata de emular a ninguno de estos personajes sino de sacar lo mejor que tenemos dentro -poner en juego nuestra mejor versión- y para ello resulta necesario que aparquemos el miedo a fracasar.