¿Qué hace tu árbol genealógico cuando quiere desvelarte un secreto?
¿Conocemos su forma de comunicarse con nosotros?
Habitualmente llamará nuestra atención a través de algo que se repite: una fecha, un estilo de elección de pareja, un tipo de accidente, etc.
Si el secreto lo “carga” un miembro de la familia, éste lo vivirá habitualmente como un cuerpo extraño y molesto. Resulta peligroso cargar con secretos porque se suelen manifestar como quistes o incluso tumores a nivel corporal (algo a extirpar)
Claudine Vegh decía: “Vale más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla, porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo”.
Los secretos, siempre que resulte posible, conviene airearlos si son del presente o tratar de sanarlos si son del pasado.
Una herramienta útil consiste en dibujar nuestro árbol genealógico sanado: se trata de hacer una obra en la que representemos a todos los miembros, con dibujos o fotografías pegadas a modo de collage. A cada uno le pondremos su finalidad cumplida, todo aquello que les estemos dando nos lo daremos también a nosotros mismos. De ese modo conseguiremos que los secretos florezcan convertidos en bendiciones.
Asumamos que no existen los árboles sanos porque vivimos en una sociedad enferma. Sanaremos a nuestro árbol cuando comprendamos lo que trata de comunicarnos, eliminemos sus repeticiones o convertamos cualquier repetición en algo positivo.
¡No carguemos con secretos familiares! Viajar ligeros de equipaje es lo mejor que podemos hacer en esta vida. En nuestra maleta sólo debería tener cabida lo imprescindible, aquello que salvaríamos en un naufragio.