¿Todo está conectado sincrónicamente?
Peter recuerda que si viajamos con nuestra memoria tres décadas atrás en el tiempo, nadie tenía por aquel entonces en su bolsillo un móvil que funcionara como un ordenador. Los planos de las ciudades solo se podían consultar en papel. Y cuando no lo teníamos, la dirección postal la encontrábamos dando vueltas, preguntando aquí y allá hasta dar con ella. En estas búsquedas, en ocasiones, sucedían cosas poco probables estadísticamente. Y ahí es donde entra el concepto de “sincronicidad” que hoy quiere relatarnos.
Dice Peter:
“Hace más de treinta años me destinaron a un centro de trabajo que estaba en una ciudad que no había pisado en mi vida. A través del teléfono concertaron una cita para que pudiera rellenar unos papeles administrativos previos a mi incorporación laboral.
La ciudad se situaba a unos 100 kilómetros de donde estaba mi residencia. El día previsto me subí en mi coche, con bastantes horas de anticipación, y me dirigí hacia aquel nuevo destino desconocido. Mi plan era callejear con mi vehículo sin rumbo para descubrir con mis propios ojos la idiosincrasia de aquella urbe y cuando me cansara aparcaría para preguntar por la dirección.
Lo sincrónico fue que en una ciudad de más de doscientas mil personas, después de circular sin dirección, aparqué a pocos metros de la entrada del enorme edificio que estaba buscando. Ya dentro del edificio, antes de poder hablar con nadie, me crucé con la persona que dirigía aquel centro que me llamó por mi nombre sin habernos visto nunca. Interpreté que había llegado a mi hogar profesional. Y allí permanecí durante más de veinte años”
PD: “Lo sincrónico puede mostrase en cualquier aspecto de nuestra existencia si estamos lo suficientemente atentos a la vida”