Para que el amor perdure, hay que volar juntos, pero jamás amarrados.
Sólo cuando somos libres somos capaces de amar.
Una pareja de jóvenes sioux que iban a casarse se presentaron frente a la tienda del hechicero de la tribu y le pidieron un consejo para estar juntos hasta el final de sus días.
Ella debía cazar el halcón más fuerte y él encontrar el águila más brava y traerlos a su presencia. El día fijado, les pidió que las amarraran una a otra por las patas con unas cintas de cuero y, a continuación, las soltaran para que pudieran volar libres.
El águila y el halcón intentaron volar, aunque resultaba imposible, hasta tal punto que, poco después, comenzaron a agredirse una a otra.
“Este es mi consejo”, les dijo el viejo hechicero” Ustedes son como el águila y el halcón. Si estuvieran amarrados uno al otro, aunque fuera por amor, no sólo vivirán arrastrándose sino también, mas tarde o mas temprano, comenzarán a lastimarse uno al otro”.