Para desarrollar el pensamiento creativo
Decía Einstein que de pequeños contemos cuentos a nuestros hijos
La lectura de cuentos puede servir para entretenernos, también como reflexión aplicable a nuestro día a día, incluso podemos ir a mayor profundidad (hasta el mismo corazón) dejando que su esencia nos impregne.
Los cuentos pueden ser instrumentos que permitan burlar las defensas de nuestro inconsciente y con ello salirnos de la lógica racional. Se diría que el cuento es sólo una mitad, la otra mitad es la interpretación que llevamos dentro. Al fusionarse ambas partes experimentamos la comprensión profunda, el entendimiento.
Otra ventaja del cuento es que permite un distanciamiento emocional con los conflictos internos. Es más fácil ver y elaborar los problemas del otro que los propios, aunque después nos apliquemos las soluciones. Sin olvidar que cada cuento nos aportará un pequeño fragmento de sabiduría.
Podemos ir más allá y escribir nuestros propios cuentos como ejercicio terapéutico. Un acontecimiento traumático, una pesadilla, un personaje conflictivo, un miedo visceral, etc. Todo lo podemos transformar en una historia sanadora que puede ser útil tanto para el que la escribe como para el lector que lo recibe.
¿Te atreves?