Una creencia es un esquema mental cuya función es ayudar al intelecto a percibir el mundo y sobrevivir en él, pero que se suele confundir con “la verdad” y causa problemas a todos los niveles.
Hay creencias que son parte de la herencia familiar y nos limitan el crecimiento; estar dispuestos a renovarlas por otras más útiles para quien somos hoy nos ayudará a vivir más plenamente.
El siguiente cuento es un buen ejemplo de la fuerza de las creencias:
Una caravana que iba por el desierto se detuvo cuando empezaba a caer la noche. Un joven encargado de atar a los camellos, se dirigió al guía y le dijo:
-Señor, tenemos un problema. Hay que atar a veinte camellos y sólo tengo diecinueve cuerdas. ¿Qué hago?
-Bueno -dijo el guía, en realidad los camellos no son muy inteligentes. Acércate donde está el camello sin cuerda y haz como que lo atas. Él va a creer que lo estás atando y se quedará quieto.
El muchacho así lo hizo. A la mañana siguiente, cuando la caravana se puso en marcha, todos los camellos avanzaron en fila menos uno.
-Señor, hay un camello que no sigue a la caravana.
-¿Es el que no ataste ayer porque no tenías soga?
-Sí ¿cómo lo sabe?
-No importa. Ve y haz como que lo desatas, de lo contrario va a creer que sigue atado y no caminará.
¿Nos resulta absurda la actitud de ese camello atado sin cuerda? Y probablemente no nos demos cuenta de que continuamos manteniendo a día de hoy muchas creencias limitantes.