Montar un pollo
Un libro sagrado tibetano dice: «No te preocupes si tu barca está bien o mal pintada, lo que importa es que te ayude a atravesar el río»
La expresión “montar un pollo” tiene que ver con montar un escándalo, o echarle a alguien la bronca por algo. Seguramente algún pollo habremos montado en nuestra vida, o algún pollo nos habrán montado.
Conozco a una persona que tiene una fotografía de gran tamaño en la entrada de su casa del día en que provocó un atasco de enormes dimensiones en una de las entradas de su ciudad. En otras palabras, en su casa tiene inmortalizado aquel instante en el que: “montó un buen pollo”. Supongo que esa fue la forma que encontró para desdramatizar un accidente que por suerte solo tuvo consecuencias materiales.
Tampoco es necesario llegar tan lejos para provocar un pequeño escándalo. Es posible que en el trabajo, con los amigos, o en cualquier otra situación se nos “crucen los cables” y montemos un buen pollo. Al ser algo difícil de digerir, por ser perfectamente conocedores de que no era necesario, puede que el tema reaparezca en alguno de nuestros sueños para darnos la posibilidad de trabajarlo.
Deberíamos dar las gracias a nuestro sabio inconsciente que nunca olvida su misión de enviarnos mensajes. Nuestro trabajo es interpretarlos de la forma más lúcida que podamos.
El pollo muchas veces solo se tratará de una tormenta en un vaso de agua. En esos casos la forma de resolverlo puede ser tan sencilla -y necesaria- como pedir disculpas a quién hayamos ofendido.