La palabra Tao no tiene una traducción exacta en nuestra lengua. Los caracteres chicos están compuestos por “cabeza” e “ir”, los cuales podríamos leerlos como “consciencia” y “viajar”. Así, estar en el Tao significaría la vía de la consciencia, o ir con la consciencia.
De qué nos sirve cualquier herramienta si no nos lleva a eso, al camino de la consciencia. Este es un camino que. a veces puede hacer posible lo imposible, como lo haría un mago, podría hacer que dentro y alrededor de nosotros sucedan cosas positivas y no negativas.
Esto me lleva a una historia contada muchas veces por Carl G. Jung sobre un hecho que le pasó a su amigo Richard Wilhelm, y relatada por Barbara Hannah así:
Había una terrible sequía en esa parte de China donde Richard Wilhelm vivía.
Después de probar por todos los medios conocidos para atraer la lluvia, la gente decidió enviar por el hacedor de lluvia. Esto le interesó mucho a Wilhelm y tuvo cuidado de estar ahí cuando él llegara.
El hombre llegó en una carreta cubierta: era un viejo sabio y pequeño, quien olía el aire con evidente disgusto. Al salir de la carreta pidió que se le dejara solo en una pequeña cabaña en las afueras del pueblo; hasta sus comidas debían ser colocadas fuera de la puerta.
Por tres días nada se supo de él; después no sólo llovió, también se produjo una gran tormenta de nieve jamás vis-la en esa época del año. Bastante impresionado, Wilhelm fue en busca del hacedor de lluvia y le preguntó cómo había podido hacer llover, y hasta nevar.
El sabio respondió: "Yo no he hecho la nieve; yo no soy el responsable". Wilhelm insistió, le dijo que había habido una terrible sequía hasta su llegada, y entonces tres días después habían tenido no sólo lluvia, sino hasta nieve en gran cantidad.
El viejo respondió: "¡Ah! Eso lo puedo explicar. Verás, vengo de un lugar donde la gente está en armonía, está en Tao; por lo tanto también el clima refleja esta armonía.
Pero en cuanto llegué me di cuenta de que la gente aquí está en desarmonía y me contaminaron. Por lo que permanecí solo hasta volver a estar en Tao y entonces, por supuesto, llovió".