Caídas no van a faltar en nuestra vida. Después de cualquiera de estos tropiezos lo que nos decimos a nosotros mismos es lo que puede marcar la diferencia.
Intentemos que nuestra voz interior sea siempre amable. Podemos interpretar cualquier suceso con la gravedad que decidamos: desde dejarlo como una simple caída a convertirlo en la bajada a un pozo sin fondo. Por tanto casi nunca es lo que nos pasa, más bien es lo que interpretamos lo que marcará la gravedad.