Lo importante no es la herramienta, sino quien maneja la herramienta.
(Claves para utilizar cualquier herramienta con sabiduría)
Cuando buscamos herramientas que nos permitan profundizar en el propio autoconocimiento solemos preguntarnos si, entre tanta dispersión, hay alguna que sea mas adecuada para nosotros.
Alejandro Jodorowsky afirma que en manos de un terapeuta hábil y bien preparado, cualquier herramienta puede ser útil, ya sea el Tarot, el I-ching, la Astrología, el Eneagrama, los intestinos de paloma, los caracoles, los huesos de pollo, etc...
Dice que no hay que engañarse, que todas las herramientas para detectar problemas en los que estamos sumidos, provocan gamas de proyecciones subjetivas, tanto del consultante como del terapeuta. Uniendo ambas intuiciones, se puede llegar a descubrimientos esenciales. Pero para ello, hay que dejar las dudas y aceptar la herramienta en cuestión sin importar la que sea.
Desde su punto de vista dice que conviene eludir la idea que estos elementos de apariencia mágica, contienen una verdad determinada. Lo verdaderamente importante es que deben ser manipulados con arte. Su valor consiste en las interpretaciones que se les proyectan. Si el terapeuta tiene talento, establecerá relaciones entre símbolos, palabras o números y gracias a esto, abrirá una puerta en su inconsciente para que le llegue, de una manera absolutamente no científica, una solución al problema.
En definitiva lo importante no es la herramienta, sino quien maneja la herramienta. El mago-terapeuta debe elegir aquella que le convenga y convertirse en su discípulo - sin necesidad de acumular otras-. Cuando haya incorporado detalle por detalle, relación por relación, interpretación por interpretación, hasta lograr que la herramienta forme parte indisoluble de su memoria, podrá, en estado de trance, entrar en contacto directo con el inconsciente del consultante y obtener sanadoras revelaciones.
Solo queda buscar aquella herramienta con la que uno sintonice.