“Entre hacer y no hacer, haz. Si te equivocas, al menos tienes la experiencia”, dijo el maestro.
Esta es una frase de Alejandro Jodorowsky que contiene un mensaje altamente valioso para motivar a la acción, para desbloquear resistencias, para tomar la decisión de lanzarse a una aventura de final incierto cuando de verdad lo deseamos. Sin embargo, ¿hay alguna ocasión en la que entre hacer y no hacer, sea mejor no hacer?¿Cómo discernir en cada ocasión si es mejor pasar a la acción o detenerse?
“En época de lluvias, no hagas mudanzas”, decía mi abuela que es lo mismo que decir, “no tomes decisiones importantes en medio de una tormenta emocional”. Añado que mi abuela era una guerrera silenciosa y dulce, con pasos sordos y voz de miel que en toda su vida se creó un solo enemigo.
¿Pasar a la acción o detenerse por un tiempo? El paciente y sabio agricultor diría que es mejor no recolectar cuando el fruto no está maduro, incluso que cada siembra tiene su tiempo en el calendario estacional y lunar.
Si supiésemos escuchar a nuestro cuerpo y si le pusiésemos más atención que a nuestra mente, si le diésemos más credivilidad a una sensación sentida que a un pensamiento, sabriamos discernir mejor entre hacer y no hacer en cada ocasión.
Un guerrero impulsivo no siempre gana la batalla, pero tampoco uno cobarde será el vencedor.
Ir avanzando en la conquista de un territorio llamado consciencia, tiene más que ver con el amor compartido que con grandes acciones en el campo de batalla.