Las reglas de los adivinos
Estas reglas fueron redactadas por Hipócrates, considerado como el «padre de la medicina». Fue un prestigioso médico de la Antigua Grecia (Siglo V a. C.)
"No practicaré la adivinación ni la predicción para satisfacer los mórbidos anhelos de los curiosos. ni buscaré asombrar, ni jugar con la credibilidad ajena, sino que satisfaré consultas sólo a quienes tengan un problema sobre el cual saben que necesitan ayuda, buscándola ansiosamente.
En lugar de adelantar un pronóstico, me esforzaré para instalar el pensamiento recto que contribuya a evitar o mitigar una condición desfavorable que vea en una actividad, interpretándola en términos de influencias más bien que de sucesos y enseñando, en todo momento una filosofia de libre albedrio y autocontrol emocional que sea antitesis de fatalismo y predestinación implacable. No daré a persona alguna consejo que contribuya a perjudicar a otra o aprovecharse injustamente de ella.
Jamás efectuaré manifestación ni interferencia alguna que vaya en demérito de otro astrólogo, salvo que este me llame a consulta.
No cejaré jamás en mis esfuerzos para acrecentar mi conocimiento cientifico para enseñarlo a quienes juzgue dignos de seguir mis huellas y consagrar mis energias sin regateo al mejoramiento de la comprensión humana y a las relaciones personales en servicio de la Humanidad y de la sociedad.
Quiera el Creador que colocó a los planetas en sus órbitas como medios de guía de los destinos del hombre, preservarme y sostenerme en proporción a la fidelidad con que yo cumpla las leyes que se me ordenó enseñar”
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Hipócrates.