La realidad, para bien o para mal, siempre supera a la ficción.
La realidad, para bien o para mal, siempre supera a la ficción.
(Aprendamos a gestionar nuestras emociones y a compartir lo mejor)
Dos historias basadas en hechos reales. La primera ocurrió en Londres poco después de la Segunda Guerra Mundial:
Un hombre estaba sentado en un autobús con un enorme paquete envuelto en un papel marrón en sus rodillas. Se trataba de un objeto grande y pesado. El conductor del autobús se acercó y le preguntó.
-¿Qué es lo que tiene sobre sus rodillas?
-Es una bomba sin explotar. La hemos desenterrado en nuestro jardín y ahora la llevo al cuartel de la policía.
-No la lleve sobre las rodillas, le indicó el conductor del autobús. Mejor póngala debajo de su asiento.
En la actualidad nadie llevaría una bomba sin explotar sobre sus rodillas, ni tampoco debajo de su asiento en un autobús lleno de personas. Sin embargo es probable que vayamos por la vida cargados con una poderosa bomba interior, nuestra propia ira y agresividad, que desconocemos completamente. Si somos capaces de gestionar nuestras emociones desactivaremos su poder destructor.
La otra historia es mucho más positiva. Trata sobre el secreto del agricultor que siempre ganaba el concurso anual sobre el mejor maíz.
Un periodista le preguntó:
-¿Cómo es posible que gane todos los años el premio al mejor maíz?.
-El agricultor respondió: “Cada año, cuando yo hago la recolección de mi maíz, busco siempre las mejores mazorcas y las guardo para semilla. Y esas, las mejores, las reparto entre mis vecinos”.
El periodista sorprendido dijo: “¡Pero si usted reparte la mejor simiente entre sus vecinos, es muy probable que al año siguiente gane el premio al mejor maíz cualquiera de sus vecinos!”.
-“Es completamente cierto, respondió nuevamente el agricultor. Es probable que al año siguiente gane cualquiera de mis vecinos, pero lo que es seguro es que mi maíz se poliniza con el maíz de mi vecino. Y si mi vecino no tiene el mejor maíz, es imposible que yo gane el premio”.
Esta historia sobre el mejor maíz es aplicable a otros muchos ámbitos. ¡El secreto es compartir lo mejor!