La prohibición de la prohibición.
Cuando algo crea problemas tendemos a pensar que prohibirlo es siempre la mejor solución.
Algunos ejemplos de nuestra historia reciente nos hacen dudar de la eficacia de este método. Por ejemplo la ley seca de EEUU se aplicó desde 1920 hasta el 1932 y no consiguió frenar el consumo de alcohol. Aquella prohibición consiguió que el número de reclusos en las prisiones se multiplicara por cuatro y que las mafias tomaran el control de las calles.
¡Todo es susceptible de ser prohibido!
En la Inglaterra del siglo XV se llegó a prohibir comer galletas en Navidad porque en aquel momento fue considerada una fiesta inmoral. En Francia hay una ley que prohibe a los enamorados besarse en las plataformas de trenes para evitar los retrasos debidos a las parejas que se despedían. En Canadá, desde 1985, está prohibido pagar únicamente con monedas si el precio de la compra supera los 10 dólares canadienses.
Prohibiciones, muchas de las cuales siguen en vigor, que son puros anacronismos en la actualidad. ¿Acaso los trenes de hoy esperan a alguien? Tal vez el sentido común bien utilizado resulte más útil y práctico que la costumbre de prohibir.
En la actualidad los medios de comunicación son conocedores de la enorme atracción que desata el miedo. A nadie se le escapa que está siendo potenciado, de forma consciente o inconsciente, porque el miedo vende. Podemos observar como lo que se publica, adquiere tintes cada día más exagerados, incluso hasta rayar con la caricatura. Por tanto si algo podemos prohibirnos, siempre a nosotros mismos, es el miedo paralizante venga de donde venga, con independencia del medio que lo publique. Pongamos en su lugar atención, cuidado, dedicación, seriedad, etc.
Algunas opiniones al respecto de las prohibiciones:
Alejandro Jodorowsky: “Cuando se le prohibe algo a alguien, el inconsciente lo interpreta como una orden de lo contrario. Sigmund Freud, nos reveló en su libro “Psicopatología de la vida cotidiana” que a veces lo que decimos negar, en verdad lo estamos afirmando.
En otro orden de cosas es la prohibición del sexo lo que crea curas pedófilos, solteras y solteros neuróticos y un sinfín de enfermedades”.
Fernando Savater: “Prohibido prohibir” fue uno de los lemas del Mayo del 68 y acepto desde luego que, tomado literalmente, se trata de una peligrosa exageración. Pero entiendo que su verdadero significado era: “prohibidos los inquisidores que quieren salvarnos de lo que somos, por nuestro bien”.
Carmen Guerrero: ¿Prohibir el teléfono móvil a los adolescentes? ¿o enseñarles a usarlo? Observo el siguiente ciclo: Con frecuencia estos aparatos llegan a manos de menores antes de que estén entrenados en su buen uso. Cuando ellos les dan un uso inadecuado, se les castiga retirándoselos. Los adolescentes se quedan sin smartphone durante el tiempo que dure en castigo, es decir, se quedan sin teléfono, pero también sin las otras funciones del aparato: sin equipo de música, sin búsquedas en Internet, sin cámara de fotos, sin redes sociales, sin canales de vídeo, sin chats con los amigos, sin videojuegos, sin noticias de los temas que le gustan. Un drama. Este castigo aumenta la tensión en casa, los padres se crispan más, en los adolescentes crece la rebeldía y no aprenden nada… y la culpa ¿es del teléfono? Para recobrar la calma en el hogar, se levanta el castigo y se vuelve a entregar el aparato maligno «un rato» al chico o a la chica y volvemos al uso inadecuado. ¿Necesitamos un manual del buen uso del móvil para adolescentes?