Una cita medieval anónima afirma que para que las ramas de nuestro árbol lleguen al cielo sus raíces deben alcanzar el mismo infierno. Haciendo un paralelismo resulta evidente que las bases de nuestro árbol genealógico son las que después nos permitirán volar hacia nuestro particular destino. Es bien sabido que sin sólidos cimientos no se puede levantar ningún gran edificio. De ahí que resulte tan importante conocer nuestra historia -la de nuestro árbol genealógico- recopilando toda la información que podamos.
El taoísmo, por poner un ejemplo, habla de la importancia de las siete generaciones que nos preceden. Puede que nos resulte imposible acceder a tanta información de nuestros ancestros y que las circunstancias nos obliguen a conformarnos con bastante menos.
Al analizar los datos de nuestros dos linajes -materno y paterno- nos daremos cuenta de que tal vez de uno de los lados resulta más accesible que el otro y que también aparezcan muchas lagunas imposibles de completar. Entre sus ramas podremos encontrarnos con dramas, humor, romanticismo, guerras, tragedias, etc. Como si se tratara de una novela, descubriremos a personajes con un peso muy importante junto a otros que desaparecieron o emigraron y de los que nada sabemos.
Hay quien considera que nuestro árbol genealógico es como una foto fija y a partir de ciertos datos generan un esquema rígido, repleto de recetas, a partir de las cuales lo analizan. Sin embargo desde nuestro punto de vista nos parece que el árbol es una estructura dinámica. Vendría a ser como una película en movimiento, en la que junto a elementos sublimes, encontraremos también envidias, odios, pasiones, rencillas, etc. Los cambios y continuos reajustes nos hacen pensar que cualquier cosa es posible en el interior de este “pequeño universo” que llamamos árbol genealógico.
Uno de mis maestros siempre aconseja huir de las recetas -o de los esquemas demasiado simplistas- porque la complejidad de la vida provocará que tengamos que forzar demasiado su encaje. Observemos el árbol como si fuéramos un director de cine, atendiendo a todos sus aspectos globalmente y no solo a unos pocos.
Los actuales sistemas de estudios, en general, tratan de que conozcamos algo de la historia del mundo, de nuestro país, de nuestra región, etc. Sin embargo hay una asignatura muy importante -nuestro propio árbol genealógico- del que probablemente sabemos muy poco.
¡Y lo cierto es que nunca es tarde para comenzar su estudio!