Durante nuestra infancia y juventud necesitamos proyecciones para impulsarnos hacia la vida. Dime a quién admirabas en la infancia y te diré qué potenciales tenías enterrados.
Los héroes y las heroínas representan nuestra vida no vivida.
No todo lo que proyectamos es oro, pero la admiración tiene mucho que ver con nuestra “sombra dorada” como diría Carl G. Jung.
¿Qué tenía ese profesor que te deslumbraba? ¿Ese personaje de cómic? ¿Ese hermano mayor? ¿Ese mentor? ¿Ese protagonista de tu serie favorita? ¡Brillan tanto!
Párate y busca esos diamantes dentro de ti, por muy escondidos que estén, los encontrarás. Estás a tiempo de comenzar el proceso de desproyección para poder integrar esos potenciales y desarrollarlos durante la segunda mitad de la vida o incluso antes.