Para entender lo que es el síndrome del aniversario tendremos que hacer un trabajo previo. En primer lugar conviene que investiguemos las fechas de nacimiento, bodas, accidentes y muertes de los miembros de nuestro árbol genealógico. Probablemente nos sorprenderá descubrir que alrededor de algunos días del año encontremos más acontecimientos de los que estadísticamente serían habituales.
Continuando con nuestra labor de detectives después intentaremos encontrar la edad a la que nuestros antepasados sufrieron algún trauma significativo. Como ejemplo, podríamos encontrar que a la misma edad que tenía una madre cuando le detectaron un tumor su hija haya sufrido un accidente.
El fenómeno del doble aniversario se da cuando coinciden la edad y la fecha de la repetición. De nosotros dependerá interpretar estos hechos como simples “coincidencias” o como conexiones profundas, inconscientes, con nuestro árbol genealógico.
Los contratos
Cuando una nieta nace en torno a la misma fecha (día arriba o día abajo) que su abuela podemos considerarlo como la firma un “contrato”. Por supuesto que se trata de un contrato inconsciente que podría estar señalando que esta nieta ha de interpretar el mismo papel que su abuela. Tomar conciencia de esta repetición puede ayudarnos a liberarnos.
Contratos hay muchos. Otro algo más siniestro lo podemos ver en los llamados “hijos de reemplazo” que nacen el mismo día en que murió o se enterró a otro hijo. Lo que parece claro es que llevar el mismo nombre de un difunto es como venir, en cierta medida, a sustituirlo.
En mi árbol genealógico he podido comprobar como una bisabuela, la abuela y la madre mueren a la misma edad en lo que parece un ejemplo de contrato con forma de lealtad inconsciente.
Después de observar algunos contratos podríamos decir que un árbol genealógico sano es el que permite la mutación y un árbol enfermo el que se empeña en la repetición. Y cualquier forma de repetición no deja de ser una “trampa”.
Desactivar esas trampas es el trabajo que nos tocará hacer en nuestra propia vida. Una de las formas, para desactivarlas, es con el uso de la psicomagia. (Realizar metafóricamente lo que el árbol tenía programado…)
Veamos un ejemplo de la forma en que se utiliza esta herramienta:
Un adulto toma conciencia de que está sustituyendo a su abuelo (entre otras muchas cosas lleva su mismo nombre) Abuelo que murió cuando tenía 42 años. Como está a punto de alcanzar la edad en la que este murió desea romper ese probable y a la vez peligroso contrato de lealtad.
El acto psicomágico consistió en buscar un lugar donde poder cavar una tumba, después se enterró junto con la fotografía de ese abuelo, obviamente dejando su cabeza en el exterior. Los amigos que le acompañaban dijeron sus últimas palabras allí a su lado. Finalmente, transcurrido cierto tiempo, lo ayudaron a salir de esa tumba lo lavaron con agua bendita y lo vistieron con ropa nueva.
Sin duda existen otros caminos para desactivar estas “trampas”. Pero ya corresponde a cada cual investigar para encontrar aquella con la que mejor sintonice.