En dirección hacia lo invisible

¡Tu verás lo que haces!

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Después de muchos años transitando por todo tipo de senderos, primero en manada y después como individuo diferenciado, alcanzó una cima en la que parecía que el camino se desvanecía. Dudó si lo que tenía frente a sus ojos era transitable o solamente un producto de su imaginación. Tras preguntar a los habitantes de aquel lugar le anunciaron que seguir avanzando solo era posible para aquellos que tenían alma de artistas. También le explicaron que si estaba persiguiendo verdades “científicas” probablemente se vería obligado a dar media vuelta y encaminar sus pasos en otra dirección ya que allí resultaban imposibles de conseguir

Siguió preguntando y le comunicaron que adentrarse por aquellos caminos invisibles, incluso para los magos avanzados, supondría asumir el riesgo de que incluso las recetas dejaran de funcionar. El motivo era que aquello que funcionaba en un nivel dejaba de hacerlo en el siguiente. Le aseguraron que aquellos especialistas que sabían orientarse en la complejidad de lo invisible lo hacían guiados a través del sonido y que, más adelante en aquel sendero, solo los maestros auténticos estaban habilitados.

Finalmente le dijeron: “Debes tener claro que nadie te prohibe pasar. Tal vez seas un maestro, o probablemente solo un incauto”