La mente compusivamente busca respuestas; rellena espacios vacíos del puzzle de una realidad fragmentada y cambiante, con piezas calcadas de sus antiguos mapas; cierra círculos incompletos de acontecimientos con forzadas predicciones basadas en sus deseos o sus miedos.
Cuando la mente se pausa o no se atiende a su ruido, o no nos identificamos con ella y dejamos un espacio de silencio suficientemente largo, se despliegan respuestas, soluciones, movimientos, vías de acción, revelaciones procedentes de nuestro cuerpo, o señales de la realidad que es el reflejo de nuestro Ser.
En soledad, o con tu pareja, o en grupo, practica el silencio cada día y te permitirás conocer lo que tu mente aún no sabe.