El mejor centro de estudios del mundo.
¿Por qué damos más importancia al contenedor que al contenido?
Frente a la puerta de un centro escolar varias veces centenario el padre comenta a su hijo que difícilmente se podrá encontrar una institución educativa con ese nivel de excelencia.
El hijo responde: “¿Qué te hace pensar que tras estos muros centenarios la enseñanza continúa siendo de calidad?” Lo fácil es dejarnos deslumbrar por un contenedor imponente…
Siempre habrá quien compre una novela por su portada o acuda al cine atraído por el título de una película. Sin embargo en ambos casos estamos hablando de envoltorios.
Los centros educativos acumulan cierta fama, buena o mala, pero suele tener poco que ver con la realidad. Te gusta hablar bien de este centro porque allí estudiaste, después fuiste profesor de su plantilla, e incluso llegaste a formar parte de su equipo directivo.
Antes de continuar estaría bien repasar algunas citas de un texto sufí, El libro del libro:
-La valía de la morada está en el morador
-Mejor desconfiar de cualquier interpretación hecha desde una mentalidad literal. Y desconfiar también de todo aquello que uno no pueda comprobar personalmente.
-Mas allá de las palabras están las acciones.
-Las enseñanzas deben adecuarse -estar actualizadas- para el tiempo, lugar y gentes.
-Cuando te des cuenta la diferencia entre contenedor y contenido tendrás conocimiento.
Y para terminar, dado que la única ley del mundo es la del cambio constante, no hay ninguna garantía de que la enseñanza -tal y como la conociste- continúe ahora allí presente.
En este punto debía volver a preguntarse si prefería la apariencia externa o el contenido interno.