Decían de él que, tras una breve visita, era capaz de descubrir el mejor de los futuros potenciales de sus entrevistados. En aquel territorio estaba considerado como el “gurú del futuro profesional”.
Aceptaba cualquier reto que se le presentara. Desde adolescentes desorientados, hasta personas de diferentes edades que buscaban trabajo sin ser capaces de encontrarlo.
Afirmaba que descubrir los motivos por los que alguien no trabajaba era más sencillo de lo que la gente imaginaba. Bastaba con tener los ojos abiertos y saber escuchar lo que no se decía en la conversación, lo que quedaba escondido detrás de las palabras.
Imponía como condición que las entrevistas se realizaran en el hogar en el que vivía la persona en cuestión. Allí estaban, como sucede con los crímenes, todas las pistas preparadas para ser leídas.
Puso unos ejemplos:
Alguien duda de su camino profesional y está sentado de espaldas a una biblioteca temática que él mismo ha creado a lo largo de varias décadas. Para acumular esa cantidad de información ha necesitado invertir muchísima energía, por tanto se trata de un tema que es central en su vida. Lo realmente curioso es que la persona no siempre es capaz de identificarlo por sí misma. Se comporta como un pez que ha vivido dentro del agua sin saber lo que era. La misión consiste en señalar lo que es evidente para todos menos para él.
Sin embargo en la vida no hay recetas que funcionen universalmente. Una persona rodeada de médicos desde su nacimiento puede creer, también por presión familiar, que su destino es ser médico. Sin embargo inconscientemente sabrá boicotearse de mil maneras para, a pesar de la aparente facilidad que las circunstancias le ofrecen, no llegar nunca a ejercer en esa profesión. En el fondo nunca será médico porque en su realidad más profunda no quiere serlo, solo que no es capaz de explicárselo a sí misma.
Una conversación informal de cinco minutos con esa persona puede desvelar aquello que en verdad le gusta y cuando lo apoyamos en esa dirección, en muchos casos, se resuelve el problema por sí solo.
También nos encontraremos con personas tan cegadas por una meta que a pesar de no ser la suya puede que la mantenga contra viento y marea…
Es en esas circunstancias cuando los “actos psicomágicos” resultan completamente eficaces. Aunque eso lo dejaremos para otro día