Tú y yo nacimos con lo que me gusta llamar “una huella psíquica única”, nuestra genuina y exclusiva vibración.
Pero en la especie humana nacemos muy vulnerables y para sobrevivir necesitamos crearnos una personalidad.
Diseñamos una especie de personaje o ego que adopta guiones adaptados al entorno. Nos podemos llegar a engañar, identificándolos más con el personaje creado que con nuestra verdadera esencia.
Uno de esos guiones es el de “niño bueno/niña buena”.
Veamos sus características:
-El «niño bueno/niña buena» procede de una familia en la que se exalta la bondad por encima de cualquier otro valor.
-Cuando el «niño bueno/niña buena» se sale del guión (por ejemplo siendo espontáneo, creativo, incumpliendo una norma establecida) es ignorado o castigado, por lo que aprenderá desde muy pronto a ceñirse a patrones de sacrificio y entrega.
-Probablemente la religión y su andamiaje en la cadena pecado-castigo-culpa-penitencia-infierno sostengan muchas de las creencias de los que educaron al «niño bueno/niña buena».
-El «niño bueno/niña buena» se obliga sistemáticamente a poner las necesidades de los demás por delante de las suyas.
-El «niño bueno/niña buena» se mueve en una espiral infinita de malestar: si piensa en él demasiado, se siento egoísta y le invade la culpa, si piensa demasiado en los demás se convierte en presa de la amarga insatisfacción.
-El «niño bueno/niña buena» oculta sus valores, talentos y éxitos para no crear envidias en los demás.
-El «niño bueno/niña buena» suele atraer a “niños malos/niñas malas” a su vida, porque las áreas de personalidad que negamos de nosotros mismos son las que se nos aparecen insistentemente en las personas con las que nos relacionamos.
-El «niño bueno/niña buena» no expresa su disconformidad, por lo que suele acumular mucha rabia dentro. Tanta energía reprimida se refleja en la salud, por ejemplo podría presentar bruxismo (simbólicamente los mordiscos que no he dado de día, la musculatura los libera durante el sueño) u otros problemas dentales y de garganta.
-El «niño bueno/niña buena» puede desarrollar hábitos secretos o tener una doble vida, como salida a impulsos irreprimibles.
-Los niños buenos suelen soñar con seres (demonios, fantasmas, monstruos, animales, hombres del saco…) que los persiguen, pues estos elementos oníricos representan su sombra, su yo repudiado en estado de vigilia que se cuela irremediablemente por el mundo de los sueños.
Si te ves reflejada/reflejado en alguno/s de estos puntos, sigue leyendo.
La buena noticia para los niños buenos/niñas buenas es que la liberación es posible.
La toma de conciencia de dicho guión es el primer paso.
La toma de poder de nuestro “yo consciente”, ese que decide y ejecuta, ese que sabe ver y amar al niño interior vulnerable. Ese es el que pasará a “pilotar la nave”.
Le siguen la puesta en cuestión de creencia sobre bondad y maldad heredadas, y el permiso para atender a nuestras necesidades como prioridad, y a dar rienda suelta a la espontaneidad y a la creatividad.
Pero no nos engañemos, cualquier guión, por mucho que los conozcamos y trabajemos, puede aparecer de vez en cuando, y lo veremos con conciencia y hasta con humor (a mí me pasa).
🐦 Estaremos atentos para que ese personaje creado por un niño/niña indefenso no controle más nuestras decisiones y acciones en la vida adulta.
Si tienes comentarios o preguntas, seguimos hablando.