El guardián de la cripta.
Se decía que era el encargado de defender un espacio en el que había cadáveres enterrados de personalidades importantes.
El guardián de la cripta también puede ser una metáfora del defensor de la obra completa de un autor, el que guarda su “memoria”.
¿El guardián conoce bien lo que en realidad hay allí?
La mayoría de las veces el guardián no sabe lo que está guardando. Tal vez sí sea consciente de la parte concreta o material, pero probablemente no alcance a intuir la verdadera importancia de aquello que ha quedado bajo su custodia.
Resulta extraño que un guardián no conozca lo que guarda.
Vivimos en el mundo de las apariencias donde la mayoría habla de oídas. Actuamos muchas veces como críticos de cine que no han visto la cinta que intentan juzgar.
¿Qué sería conocer la obra?
Trabajarla en profundidad. Primero masticarla, después digerirla y ver que nutrientes sacamos de ella. Cuando repetimos consignas, recetas, o frases hechas significa que la hemos entendido poco o nada.
Los antiguos alquimistas cuando trabajaban el oro lo manipulaban, derretían, transformaban, hasta convertirlo en algo propio.