Un cuerpo “A” va al médico y éste le pronostica cinco meses de vida. Además, le receta pastillas de azúcar a modo de placebo para aliviarle el dolor. A los 5 meses, muere sin sufrir.
Un cuerpo “B”, con idéntica sintomatología que el cuerpo “A”, va a ese mismo médico, quien le receta las mismas pastillas de azúcar, informán-dole de su fúnebre pronóstico: “Le quedan cinco meses de vida”. Pero este paciente, además de no sufrir más dolor, ¡se cura…! Era sordo…
Y es que el efecto nocebo es más poderoso que el efecto placebo, aunque parezca lo contrario.
¿La duración de una enfermedad depende en alguna medida del pronóstico del médico?
Las palabras de una figura de autoridad tienen el poder de programarnos: para bien, es una bendición, para mal, una maldición.
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EL DOCTOR DE LOS FÚNEBRES PRONÓSTICOS es un cuento de