No se si conocéis el cuento sobre un rey de enorme fortuna que se sentía completamente vacío. Admiraba a uno de sus sirvientes más pobres que irradiaba felicidad por cada poro de su piel.
Este monarca, intentando paliar su situación, acudió en busca de consejo al sabio del reino con la siguiente pregunta: “¿Cómo es posible que uno de mis sirvientes más pobres sea muchísimo más feliz que yo?”
El sabio le respondió que para explicarle uno de los secretos de la infelicidad humana primero debía conseguir una bolsa con 99 monedas de oro. Dada la fortuna del rey aquello no supuso ningún problema.
Con el oro siguieron a su sirviente, sin ser vistos, hasta su casa. Después de dejar la bolsa junto a la entrada, llamaron a la puerta y se escondieron.
El sirviente abrió la puerta, no vio a nadie pero sí encontró la bolsa. Ya en su hogar, deslumbrado por el contenido, realizó un conteo de las monedas. Este proceso era seguido por el sabio y el rey que espiaban a través de la ventana.
Tras terminar de contar las monedas, inmediatamente el sirviente inició un nuevo conteo y otro después. No parecía satisfecho, le extrañaba que faltara una moneda para las 100. A medida que pasaban los minutos, su angustia aumentaba, hasta el punto de obsesionarse con esa moneda que faltaba.
Entonces el consejero le dijo al rey: ¡Ahí puedes ver el motivo de la infelicidad humana! A pesar de las 99 bendiciones en forma de monedas que ha recibido, su angustia se debe a la moneda que cree que le falta.