El adiós es un movimiento lento.
La mano se resiste a la despedida.
la palabra «adiós» se hace extraña
cuando en los sueños del corazón nadie desaparece del todo.
Digámonos la verdad:
el adiós completo nunca sucede.
La flama del dolor se va descargando por embestidas, sin lunas ni estaciones.
Hay restos que habitan por siempre fantasmagóricos en la bandeja de salida.
A cámara lenta sucede el adiós.
Es tan lento el movimiento que no vivimos lo suficiente para concluirlo.
Aunque les deseemos buen viaje a su alma,
¿cómo decir “adiós” a quien aún sentimos? ¿a quien no se va?
El 12 de noviembre de 2022, hablaré desde la psicología integrativa y transpersonal del vínculo humano-perro, la muerte y el duelo del perro de la familia.
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