Cuando los supuestos enemigos son nuestros aliados.
La vida nos sonríe cuando la razón y la intuición van de la mano.
Dos hombres a caballo persiguen a un individuo para darle caza. Ayudado por la oscuridad éste se adentró por una zona boscosa para despistar a sus perseguidores. Su táctica consistía en moverse con rapidez, sin embargo desconocía que sus perseguidores estaban siendo ayudados por un perro rastreador.
Después de mucho correr y de realizar continuos cambios de dirección el individuo se escondió detrás de un arbusto. A pesar de todo su esfuerzo observó que iba a ser descubierto por el perro que con su fino olfato se dirigía como una flecha a su posición.
Para su sorpresa el perro lo miró fijamente y después se alejó apartando a sus perseguidores.
¿Por qué razón el perro no lo delató? La casualidad -aunque ya sabemos que no existe tal cosa- quiso que cuando este sabueso era un joven cachorro este individuo lo alimentara y tratara con cariño. Habían pasado muchos años pero ningún animal ataca -o delata- a quien considera su amigo (a diferencia de lo que puede suceder en nuestro mundo humano)
…
PD: Tratamos de escapar de aquello que nos da miedo utilizando la razón. Interpretamos que lo instintivo -el animal- es nuestro enemigo, cuando puede ser nuestro mejor aliado.
Establecer una buena relación con nuestra parte instintiva puede suponer un gran avance en nuestra vida.