Cuando la familia y la sociedad se convierten en generadores de problemas.
Contra los desequilibrios y las frustraciones.
Se diría que vivimos en una sociedad que quiere que seamos lo que no somos. Que incluso niega la importancia del “autoconocimiento”
¿No son las “expectativas de la familia” las que determinan el futuro de los hijos?
Habría que prestar atención a la vida no vivida de los padres, sus deseos de juventud no realizados, porque pueden acabar proyectándolos sobre sus hijos.
Supongo que lo peor será cuando los hijos asuman “esos deseos” como propios.
Los hijos traen sus propios dones, tienen su propio camino en la vida. Los padres deberían ayudar a que descubran lo que llevan dentro.
Sin embargo, seguir la tradición parece en ocasiones una ley importante.
Continuar con el oficio familiar puede significar muchas cosas y no todas son malas. Será una maldición encubierta cuando el hijo acepte algo que no desea para sí mismo.
Por ejemplo si no le gusta la medicina y ha de aceptar ser médico como su padre y su abuelo.
Sobre todo cuando crea que no cumplir con ese mandato familiar va a suponer ser excluido del clan. La exclusión para el cerebro reptiliano es como la muerte.
¿Qué otras cosas hay detrás, a nivel genealógico?
Todavía hay muchas mujeres que sufren porque su padre quería un niño y no una niña. Estas hijas pueden llegar a negar su feminidad y a sentirse por tanto desvalorizadas.
Otra pregunta en la misma línea genealógica: ¿por qué hay tantos hombres infantilizados?
Una de las posibles razones, aunque se oculte, es el odio de sus madres hacia los hombres. Si estos hijos crecen y maduran se arriesgan a dejar de ser amados.
¿Pedimos madurez a una juventud que vive en el interior de una “burbuja”?
La sobreprotección más allá de lo razonable que ejercen muchas familias con sus hijos ya adultos es otro ejemplo de la falta de permiso para crecer…
Pedimos decisiones adultas y los tratamos como niños pequeños. ¿Estamos locos?
Los padres tampoco quieren crecer, porque imaginan que eso les acerca al final. De ahí que tampoco pueda extrañar a nadie que gran parte del cine actual sea cine infantil.
Los ejemplos están por todas partes, solo hay que mirar.