Los individuos que imparten la “justicia humana” saben que está ligada a un tiempo y lugar, nunca es algo universal. Bajo estas circunstancias tampoco resulta extraño las enormes diferencias a la hora de aplicar cualquier ley.
Esta figura a la que nos referimos -el juez- también lo tenemos como “personaje” en nuestro interior. Podemos creer que todo resulta posible en aquellos aspectos de nuestra vida con los que guarda conexión. Allí las cosas aparentan ser fáciles, expansivas y optimistas, aunque nunca sea oro todo lo que reluce. Este juez, en su versión más exagerada se parece al “tío rico de América” que promete mucho pero da muy poco.
Muchas veces este juez interior se mostrará más preocupado por la apariencia que por la realidad misma. Una de sus mejores versiones la encontraremos en el humor cuando es capaz de reírse incluso de sí mismo.
PD: Como no hay dos jueces iguales cada cual debe esforzarse por conocer al que lleva dentro. Un personaje con el que hay que aprender a negociar.