¿Camino conocido o camino nuevo?
Dos caminos se abrían en un bosque, elegí…
elegí el menos transitado de ambos,
Y eso supuso toda la diferencia.Robert Frost
La vida de cada persona es como un viaje a través de un largo camino por el que atraviesa túneles, montañas, valles, trocitos de infiernos y trocitos de Paraísos y sobre todo… muchas muchas encrucijadas que nos obligan a decidir.
¿Por qué hay veces dónde la indecisión nos paraliza? ¿cómo salir de ese bloqueo que nos impide seguir evolucionando?
Conocer el guión de vida que nos adjudicó nuestra familia, es ser consciente de la inercia que nos lleva por los caminos que encajan con esa programación, aunque no sean coherentes con lo que de verdad deseamos.
En algunos casos, la indecisión esconde una dualidad interna: ¿lealtad a la familia o valentía de ser uno mismo?
Nos paraliza el miedo de nuestro personaje, ese creado para sobrevivir de la mejor manera posible durante la infancia; nos impulsa, conocer lo que somos en esencia, y dejar que esa parte de nosotros dirija nuestros pasos. El personaje obediente nos salvó la vida mientras dependía de sus figuras de apego para sentirse querido y protegido, pero en el presente adulto, ya no tiene sentido tal sumisión.
El siguiente ejercicio de visualización creativa puede ser útil para salir del bloqueo en los casos descritos:
En un lugar cómodo, focaliza tu atención en la respiración, baja los hombros y ve relajando la musculatura de todo tu cuerpo.
Crea un espacio en tu mente para visualizar la encrucijada en la que te encuentras. A un lado, el camino conocido, ese que elegirías siguiendo la programación del pasado; al otro, el camino que deseas desde lo que eres hoy y que es coherente con tus sueños.
Trae a tu imaginación a ese personaje, el “yo interno” al que se le erizan los pelos cuando vas a dar ese paso deseado, y ponle edad, cara, vestimenta y voz.
Frente él, dale las gracias por todo el dolor que pudo contener y por todo lo que hizo por ti, para que llegaras a ser lo que eres en el presente.
Paséalo por tu vida actual: enséñale tu casa, preséntale a las personas que te quieren ahora, muéstrale tus logros y háblale de tus esperanzas y tus sueños.
Proponle la tarea de seguir acompañándote, pero dejando que tú, como adulto, tomes tus decisiones.
Finaliza visualizando la escena de iniciar la marcha de su mano dando un paso hacia ese camino que deseas desde el centro de tu corazón hoy.