Agradece a tu "enemigo" su función de espejo
Muchas veces criticamos en el otro precisamente lo que jamás veríamos de nosotros mismos sin su ayuda.
¿Para qué sirven los enemigos?
Los enemigos son, en cierto modo, faros que alumbran nuestras oscuridades.
Mejor que no sean poderosos…
Al contrario. Cuanto mayor sea su fortaleza más lejos podremos llegar ayudados precisamente por su impulso.
¿Por qué?
Es conocido que en un clima absolutamente benigno muchas semillas no se desarrollan convenientemente, necesitan -como sucede en el mundo humano- superar cierto nivel de dificultades para poder crecer.
¿Cambian con el tiempo?
Nuestro enemigo tenderá a adaptarse a nuestras transformaciones, cambiando a nuestro lado. Hemos de comprender que no necesita estar encarnado en una persona concreta.
¿Nunca se marchará completamente?
Cuando desaparezca, en la faceta que sea, habrá que agradecer lo que hizo por nosotros.